Se me fué la poesia que cacé con las yemas de mis dedos por cada recoveco de tu delito. ¡Oh! no aprendo, no hay manera. Y me vuelvo a perder en la distancia que separa el ombligo del lunar que tienes al lado, y me enredo y me caigo en su fuerza gravitatoria y enloquezco... pero lo más jodido es que aún me sorprendo. Me asombra que logres partirte en mis portentosos brazos y sea yo el que necesite recomponerme, que logres encajar cada parte de ti en cada parte de mi, que atraigas siempre a la canción perfecta para que suene en el preciso instante en el que un rayo de sol traspasa las rejillas de la persiana y tú comienzas a saltar encima de la cama. Oh, vamos ya, no aguanto más, que más da, necesito regresar. Oh, venga, te dejo ganar. Ven, te doy este momento para que te detengas en el tiempo y me enamores otro cacho más.
Rendición
Se me fué la poesia que cacé con las yemas de mis dedos por cada recoveco de tu delito. ¡Oh! no aprendo, no hay manera. Y me vuelvo a perder en la distancia que separa el ombligo del lunar que tienes al lado, y me enredo y me caigo en su fuerza gravitatoria y enloquezco... pero lo más jodido es que aún me sorprendo. Me asombra que logres partirte en mis portentosos brazos y sea yo el que necesite recomponerme, que logres encajar cada parte de ti en cada parte de mi, que atraigas siempre a la canción perfecta para que suene en el preciso instante en el que un rayo de sol traspasa las rejillas de la persiana y tú comienzas a saltar encima de la cama. Oh, vamos ya, no aguanto más, que más da, necesito regresar. Oh, venga, te dejo ganar. Ven, te doy este momento para que te detengas en el tiempo y me enamores otro cacho más.